Es lo que tiene vivir en lugares con historia. Supone ser depositarios de una riqueza inmensa, mucho más importante que nuestras decisiones cotidianas, que exige respeto por el pasado y mucho sentido común. Ha finalizado la primera fase de restauración del Santuario da Barca un símbolo para la historia del arte y la religión en Galicia. Símbolo ya en el período precristiano y símbolo del cristianismo con la leyenda del Apóstol llegando en una barca de piedra hasta esa costa imposible. Una barca que sería, según la tradición, a Pedra de Abalar, mucho más antigua por supuesto que esa historia y que, a pesar de los embates del mar, nos sobrevivirá. Un rayo impactó en esa joya centro de peregrinación, con una romería Fiesta de Interés turístico nacional, en la Nochebuena de 2013 y provocó un terrible incendio que arrasó buena parte del monumento. El resultado de la obra de recuperación se ha conocido entre las críticas de alcalde y vecinos por su poco respeto a la personalidad del monumento y del entorno. A Barca es un símbolo para los vecinos de Muxía y debería serlo para Galicia. Los lugares en los que se une la naturaleza y la tradición con tanta fuerza tienen algo de telúrico y primigenio. No es lógico que los responsables de patrimonio hayan dejado manos libres para la restauración exclusivamente a la Iglesia, tratándose de un monumento tan importante. Ni que no se haya escuchado la opinión de los vecinos, y no se haya respetado su memoria visual y sensorial. Demuestra un desinterés total por nuestros símbolos. Teniendo entre manos un pedazo de historia y tradición tan notable.

Nosa Señora da Barca
ten o tellado de pedra
Ben o podía ter douro
miña virxe se quixera, dice el dicho.

Romaxe de nosa señora da barca. Amancio Prada en la Semana de música sacra de Segovia.