En medio de la vorágine electoral, en una campaña plana, salvo excepciones, el Deportivo está viviendo unos días claves para su futuro. Se ha convertido ciertamente en el club de las semanas, los meses, las citas claves en los últimos dos años y necesita esa tranquilidad que solamente se consigue cuando se han ajustado cuentas y se ha encontrado un sitio donde asentarse. El club coruñés ha vivido en las dos últimas temporadas una auténtica revolución. Con cambio de Presidencia, cambio de cultura interna y drama que ha planeado sobre Riazor en la segunda parte de la Liga. La afición es para el Dépor su principal valor y contar con su apoyo es un activo incalculable. Por eso es tan importante el apoyo de los más de 30 mil aficionados este sábado pasado y que se agotaran todas las entradas disponibles para Barcelona. En un partido con todos los elementos de la épica ante un equipo que ya ha ganado la Liga y tiene pendientes todos sus compromisos para lograr el triplete. Dice el Presidente del Deportivo Tino Fernández que tiene plan B para el Dépor si pasa lo peor. Y el partido se jugará sin que sepamos qué decide el Tribunal de Arbitraje Deportivo -TAS- sobre la sanción que la FIFA impuso al Almería, por deficiencias en sus pagos, que podría suponer tres puntos menos. Sí sabemos que el sábado un activo de la ciudad se juega todo y que, pase lo que pase, la próxima temporada la prioridad debe ser asentar el equipo y el proyecto. Para no ser un equipo ascensor. Sabiendo que en el fútbol, como en la vida, puede haber siempre sorpresas.

El Dépor-Levante.