Han terminado unas fiestas que se han vivido, al menos aparentemente, con más alegría en el consumo, con aparcamientos llenos en buena parte de los centros comerciales y gente en el centro, con más movimiento a la espera de lo que digan los resultados económicos de la aventura. Hoy comienzan las rebajas que han perdido ese halo de novedad porque se adelantan en muchas de las grandes empresas comerciales y la sensación es la misma, alguien ha dejado de tirar de la cuerda. Por fin. O el nivel de hartazgo social era ya peligroso, o se han conseguido los objetivos previstos en una crisis forzada por eso que se llaman mercados, que tienen al mando personas con nombres y apellidos. Sea como sea si esa sensación de más alegría en el consumo, percibida por todos, tiene consecuencias prácticas es una buenísima y noticia. Que no nos puede hacer olvidar que esta crisis ha situado como algo normal tener empleos precarios, de días incluso, con horarios imposibles y sueldos irrisorios. Y que el recorte en servicios públicos ha sido brutal como brutal ha sido el aumento de la desigualdad y la pobreza. Tenemos mucho trabajo si queremos recuperar lo perdido desde el punto de vista de los derechos y la seguridad económica. 

 Un clásico, también en este blog. Rebajas de enero. Joaquín Sabina.