El PP ha logrado contra pronóstico la presidencia de la Diputación de Lugo tras un esperpento de pleno en el que el Alcalde de Becerreá, el socialista Manuel Martínez, incumplió la disciplina de voto de su partido. El PSOE lo había propuesto como candidato a pesar de que está imputado y de las advertencias del BNG con quien debía integrar una mayoría de gobierno. Poco antes del pleno retiró su candidatura y propuso a Darío Campos, que contaba con el apoyo de los nacionalistas. Incomprensible, esa desubicación de los socialistas gallegos que han forzado la máquina en sus negociaciones con el Bloque pretendiendo hacerles comulgar con ruedas de molino a pesar del mandato ciudadano de buscar acuerdos y dar paso a una política sin pasteleos y con respeto al otro. Lo que ha pasado en Lugo y las negociaciones sobre las diputaciones son una alerta para todos. Para que se negocie sin buscar el intercambio de cromos, con humildad y con otro aire. La política y la conformación de mayorías por encima de la cantinela de la lista más votada, que no refleja normalmente la mayoría social, requiere otra actitud, al margen de la crisis de liderazgo que puede abrirse en filas socialistas. Queda negociar las diputaciones de A Coruña y Pontevedra. Los nuevos gobiernos se conocerán en julio. Se necesita humildad y generosidad, lo que sea lo contaremos.

La nueva Presidenta, Elena Candia, Alcaldesa de Mondoñedo, tenía preparado su discurso.