Hemos vivido un nuevo pleno en María Pita, largo y pesado hasta el tedio, necesario para confrontar ideas y ubicarnos. Con un Negreira desaparecido, el pleno se convirtió, en realidad, en un enfrentamiento Marea PSOE que ha vuelto a impedir con su voto la aprobación del modificativo de crédito que el gobierno local dice que necesita para gobernar. Nosotras las mujeres, en el centro del debate. Un voto particular del BNG, que venía a reivindicar más fondos para la lucha contra la violencia machista, que fueron reducidos a la mitad tras las negociaciones con los socialistas, lo cambió todo. Nadie se atrevió a oponerse, sólo a abstenerse y prosperó. Algo hemos conseguido, que tenga costes políticos no apoyar las medidas contra la violencia machista, aunque luego eso suponga desmarcarse de un acuerdo con la excusa de falta de credibilidad del oponente. No es de recibo, la actitud socialista, de verdad. Ni presentándose como adalid de la igualdad y luego reduciendo los fondos previstos contra la violencia a la mitad, ni incumpliendo un acuerdo mucho más amplio por un cambio al que ni siquiera se quiso oponer. Todo en un pleno con camisetas rosas en bancadas de PP en apoyo a la carrera de la mujer, rechazada por el gobierno local porque regala cosméticos y revistas del corazón a las participantes considerando acertadamente que estos regalos promueven la visión menos igualitaria de las mujeres. Todo muy colorido, todo muy rosa. Y nada coherente.

Vídeo promocional de la carrera de la mujer del año pasado.