En medio del ruido diario se abren paso esas cosas que ocurren y que dejan en segundo plano todo lo demás. El caso de esa niña de Noia con enfermedad irreversible y sus padres que piden una muerte digna para su hija nos ha vuelto del revés. Desde el Hospital Xeral vuelven a hacernos abrir el debate sobre el derecho de vivir en las mínimas condiciones. Sobre la naturaleza de la profesión médica que debe garantizar el bienestar del paciente en todo momento, no la vida a cualquier precio. El Servicio de Pediatría del centro sanitario con el apoyo de la Xunta se niega a retirarle la alimentación artificial a pesar del dolor físico de la pequeña. Lo dicen sus padres que cuentan con informe a favor de la sedación del Comité de bioética de Galicia. La ley gallega de muerte digna les respalda. Las razones de médicos y Xunta ellos las sabrán, pero afectan a una vida que depende de su decisión para bien o para mal. ¡Qué poder y qué responsabilidad! Los padres van a acudir a los tribunales para reclamar un derecho básico. El bien morir, como el buen vivir ¿Hay alguien ahí?

Mar adentro.