110 personas han fallecido en las carreteras en 2014, según los datos de la DGT. En este lugar del mundo, donde una vida humana tiene un valor infinito, cada muerte es una historia y los accidentes de tráfico son una realidad cotidiana frente a la no podemos conformarnos. Hubo un momento tras la implantación del carnet por puntos en que la gente comenzó a tomarse muy en serio eso de coger un volante. Excepciones puede haber mil pero es una realidad que ha mejorado la forma de conducir desde el punto de vista de la seguridad. El informe de la comisión de seguridad vial de Galicia dice que son las vías convencionales y secundarias las que acumulan un mayor número de accidentes en Galicia. Cuando fue preguntado por la forma en que el estado de las carreteras influía en los accidentes el Delegado del gobierno apuntó que hay muchos factores que explican un siniestro pero que el parque de vehículos en Galicia es demasiado antiguo, con coches de 10 a 14 años y que los conductores fallecidos tienen una media de edad mayor que la estatal. Cuando hablamos de seguridad vial el factor humano es fundamental y tener un coche último modelo mejor, para quien pueda. Pero el mantenimiento de las carreteras, su trazado y las alternativas de transporte público también. Y todas esas variables no las maneja el ciudadano que sale a la carretera, si no los responsables públicos que realizan los informes de siniestralidad y no suelen mencionarlas. Como una sola muerte es una tragedia tendremos que aplicarnos el cuento, todos. El que toma el volante desde luego y los que manejan las otras variables también.

Estamos hablando de algo muy serio.