Hemos vivido el Día Internacional del Alzheimer, con el recorte a las ayudas a la dependencia como telón de fondo y con familias enfrentadas a la disyuntiva de un internamiento, en la mayoría de los casos sin ayuda pública, o de entregarse a un cuidado sin descanso. Iniciamos un curso con clases de más de 30 alumnos en secundaria en zonas urbanas, con menos profesores para niños con necesidades especiales y menos ayudas familiares. Y este escenario de recortes, profesores a medias o familias enfrentadas a la soledad debería hacer que nos preguntáramos todos dónde está la rentabilidad de la austeridad. Nuestros gobernantes han hecho del arte de cuadrar los números una especie de mantra de la infalibilidad universal y cualquier efecto colateral de esta práctica es considerado un mal menor. Será rentable para algunos y en algunos escenarios, pero socialmente es un disparate abandonar a su suerte a las familias de dependientes, dejar sin profesores para atención especial a los niños del rural, o dar clase a más de 30 adolescentes a la vez. Y los efectos de estas medidas crearán una sociedad peor y terminarán afectándonos a todos.

El vídeo es muy crudo... pero hay que tomárselo con humor.