La batalla de poder de las municipales sigue en las diputaciones provinciales. El Partido Popular espera y calla. Calla públicamente y observa. Tras el episodio de Lugo, PSOE, BNG y candidaturas ciudadanas deben negociar gobiernos y apoyos alternativos al PP en las diputaciones de A Coruña y Pontevedra. El mantra sobre la necesidad de que gobierne lo que quiere la mayoría social ha sustituido al del gobierno de la lista más votada y los rodillos de las mayorías absolutas, con menos posibilidad de control social y ajenos a los pactos y a la transparencia. Agarrado a la idea de la lista más votada y las mayorías el PP ha gobernado Galicia a excepción del gobierno de Laxe y el bipartito, durante décadas. Era algo así como el partido sistémico, casi el único con posibilidad de ejercer poder. Y desde ese punto de vista tiene responsabilidad fundamental en la inversión de la pirámide demográfica, los sueldos y las pensiones más bajas del estado, la oportunidad perdida del grupo lácteo, la pérdida de las eléctricas o del sector financiero propio. La responsabilidad de los partidos que pueden componer una alternativa por ejemplo en las diputaciones, PSOE, BNG, candidaturas ciudadanas, es tremenda, porque pueden favorecer, o no, un cambio de ciclo histórico. Es eso lo que está en juego. Nada más y nada menos. 

La provincia, las competencias, As Fragas do Eume por ejemplo. "O bosque obsérvate", Gabriel Tizón.