En  medio de los datos del paro que baja en el conjunto estatal y sube en Galicia, en el arranque de una campaña electoral a las generales clave para el futuro, pendientes de las elecciones a Rector en la Universidad, celebramos el Día Mundial de la discapacidad. El día mundial de la diferencia, al menos hoy tenemos la obligación de hablar por los que no pueden hacerlo, aunque cada día tienen las mismas necesidades y los mismos problemas. Hay que decir ante todo que a pesar de que las personas con problemas psíquicos o físicos tienen los mismos derechos que el resto el Centro de referencia para atender a nuestros niños y jóvenes con problemas, el María Mariño, tiene un pabellón declarado en ruina, que no se usa, sigue sin patio exterior adecuado, salen a jugar a un patio interior, y lleva sin accesos para discapacitados meses y meses. Se rompe el corazón al pensar que los que tienen más problemas están ahí apartados, en un lugar inhóspito, que ellos y sus propios cuidadores y maestros llenan de vida cada día. En medio de las dificultades y del esfuerzo. Un ejemplo del olvido y de la dejadez institucional y social ¿Hay alguien ahí?

Los trabajadores del complejo realizaron intensas movilizaciones hace unos años denunciando peligro de privatización.