Pedro Sánchez, el candidato socialista a la Presidencia del gobierno protagonizó ayer el momento de la campaña. “Tenía que haber dimitido por los SMS de Bárcenas, no es un político decente”, le espetó a Rajoy. En ese momento todo quedó en suspenso Rajoy se echó para atrás, como en cámara lenta, acusando el golpe, y contestó ese “Soy un político honrado, ha sido miserable, ruin y mezquino”. Por un momento pareció que se iba a levantar y a salir del plató. Ese momento sin palabras, que en alguna televisión se suprimió para encarar los cortes, es el momento. Y define lo que fue el debate de ayer. En la campaña de la televisión Sánchez se llevó el gato al agua. Y dijo lo que nadie esperaba que dijera sobre el asunto que más daño ha hecho a nuestra democracia, la corrupción profunda y contumaz en el primer partido del país. Tuvo otro momento, hubo rescate, rescate bancario pero rescate y se ha pagado con los recortes sociales y las expectativas de vida. Y lo dijo. Era su obligación. Podemos hablar de las formas, del tono bronco, que estuvo mal, de quien estaba y no estaba y de los que no están nunca, de lo que hace el PSOE después en el gobierno. Todo lo que quieran, pero desde el punto de vista periodístico ayer hubo un debate entre dos candidatos a la presidencia del gobierno, Jefe de ejecutivo y de la oposición, y uno tenía la obligación de decir dos cosas y las dijo. En un debate ávido, por la supervivencia.

El debate íntegro. El momento en torno a la corrupción se sitúa en la hora justa.