Una semana después de las elecciones municipales, mientras se van tejiendo nuevos caminos, se mantiene en el escenario una realidad clamorosa. Junto al triunfo de la Marea, la caída del PSOE a la tercera fuerza o el desfonde del Bloque, se mantiene como la gran evidencia el castigo al Partido Popular. Se puede comprobar en el mapa político de toda la provincia de A Coruña. En la ciudad el PP se queda con la representación que tenía durante los noventa, esos 37 mil votos y ninguno prestado. En la provincia pierde las grandes ciudades y la condición de primera fuerza en buena parte de las localidades, en comarcas enteras. En todos los enclaves donde ha aparecido la corrupción de forma evidente el castigo es más severo, por lo que al final, por mucho que se pretendiera lo contrario, los ciudadanos y ciudadanas no están dispuestos de tolerar gobiernos corruptos. En Santiago, que llegó a tener a todo un ejecutivo imputado, se produce la irrupción de la candidatura unitaria, Compostela Aberta. En A Coruña con la Operación Zeta en período testifical y con coletazos de la Pokemon y listas de enchufes municipales, llega la Marea. En la Costa da Morte con la Operación Orquesta, ese conjunto de presuntos tratos de favor y sobornos, el descontento lo cataliza el BNG. Hay que buscar para encontrar ayuntamientos con la formación conservadora en primera posición en el reparto de escaños. Han sido unas elecciones, es cierto, que hay que leer también a nivel estatal. Pero la gente ha votado contra la corrupción a todos sus niveles y contra unas políticas que han perjudicado a la mayoría. 

El vídeo electoral del Partido Popular en estas municipales y autonómicas.