A Coruña mantiene a día de hoy 23 calles que honran a personas vinculadas a la Dictadura franquista desde General Sanjurjo a Calvo Sotelo, Primo de Rivera o el generalísimo que tiene un viaducto. Es costumbre social poner a las calles los nombres de aquellos a quienes se quiere homenajear y el callejero es un reflejo del sentir de una sociedad. Los nombres de calles deben además partir del consenso y no deberían ofender a un grupo social significativo porque buscan subrayar lo positivo. Si se piensa así es duro concluir que tenemos la ciudad llena todavía de calles franquistas. Tras casi 40 años de democracia vivimos en calles con nombres de aquellos que contribuyeron a implantar la Dictadura que tanto dolor causó y tanta injusticia impartió. La Comisión pola recuperación da memoria histórica ha entregado en el registro del Ayuntamiento un escrito dirigido al alcalde, Carlos Negreira, con una nueva propuesta para la eliminación de la simbología franquista en A Coruña. Hay que acabar con esa imagen de la ciudad completamente anacrónica, injusta y rancia. Sólo hay que cumplir lo que aprobó el pleno municipal del 7 de septiembre de 2009 que no se completó por falta de valentía. Nada más.

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León obligaba en febrero de 2014 al Ayuntamiento de Valladolid a retirar los nombres y símbolos franquistas de la ciudad.