Pocas veces se recuerda en A Coruña un caso como el que está protagonizando el actual entrenador del Dépor. Y es que Víctor Sánchez del Amo se ha convertido en la cara visible del cambio del equipo. El conjunto coruñés tiene ahora la marca de su entrenador.  Es, en otras palabras, el Dépor de Víctor. Ni siquiera la irrupción goleadora de Lucas Pérez, o la aparición esperanzadora de Pedro Mosquera en el centro del campo han eclipsado los focos que apuntan al míster.  

Un caso muy similar al de Simeone en el Atlético de Madrid, Sánchez del Amo ha tomado prestado ese protagonismo total del colchonero y se lo ha traído hasta A Coruña. Los regates de Fayçal, las paradas de Lux, los despejes de Sidnei, las asistencias de Luis Alberto, o los goles del equipo son, para los aficionados, el fruto de trabajo de Víctor.

El “Victorismo” es tan claro que no son pocos los aficionados que se comprar la camiseta blanquiazul con el nombre de Víctor a la espalda o incluso rescatan la elástica herculina de la época del madrileño como jugador. Son pocos los que lo critican ¿Los hay? Lejos de eso, son casi todos los que lo piropean. Los elogios le caen de todas partes. En nuestros programas de radio, a diario preguntamos a los oyentes por la actualidad del Dépor. Por una alineación, un cambio de sistema o cualquier decisión técnica. Muchas veces, nuestra audiencia lo resume en "lo que diga Víctor". 

Es cierto que los predecesores le allanaron el camino. La amargura del descenso de Lotina, el desastre táctico de Oltra o la tristeza de la era Víctor Fernández han ayudado a elevar al actual entrenador a los altares. Veníamos de tocar fondo. No era tan difícil. Ahora falta por saber qué pasará cuando vengan mal dadas, que vendrán. O si los jugadores aguantaran su insistencia y sus largas charlas y vídeos cuando las cosas no salgan bien. Pero, de momento, su trabajo y forma de dirigir al equipo han enamorado a su afición. Los resultados están llegando y Víctor va haciendo más sólidos los cimientos de su liderazgo en el Deportivo.