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sábado, 18 de mayo de 2024 00:00h.

Dureza

Tres de tres. Leyma Básquet Coruña sigue sumando derrotas a pesar de que la imagen que deja el equipo cada semana no es del todo mala. No seré yo quien recurra a la excusa de las lesiones y el severo calendario para justificar los resultados. Al menos en esta entrada. No. Hoy quiero hacer hincapié en algo de lo que, desde mi punto de vista, está adoleciendo el equipo naranja, en un factor importante para obtener buenos resultados en este deporte que es el baloncesto: la dureza.

Leyma Básquet Coruña está siendo en este arranque liguero un equipo soft. Está siendo blando porque muchos rebotes y pases se les están escapando de las manos, está siendo blando porque está permitiendo canastas muy fáciles al rival, está siendo blando porque cuando el oponente coge una ventaja en el marcador no está siendo capaz de engancharse al partido y llegar con opciones de victoria al final.

En estos momentos, el equipo coruñés tiene el discutible honor de ser el equipo de la liga que menos rebotes captura, veintiuno por encuentro. Es esta una cifra paupérrima. De hecho, todos los equipos de la liga, salvo el Club Ourense Baloncesto, alcanzan o superan ese guarismo solamente en rebotes defensivos.

El problema no es de jugadores ni tampoco de estatura. De hecho, Básquet Coruña fichó esta pretemporada pívots espigados y de gran envergadura: Olmos es lo que en este deporte se conoce como un siete pies, pues mide dos metros y trece centímetros, Zyle mide doscientos diez centímetros y Orlov sólo dos centímetros menos. Burjanadze, Abia y Ángel Hernández siempre han sido jugadores que han aportado en esta faceta. ¿Dónde está el problema entonces? ¿Cuestón de concetración? ¿De actitud? ¿De técnica a la hora de ganar la posición y bloquear a su defendido? ¿De táctica colectiva? ¿Ayudan bastante los jugadores exteriores? Puede que haya un poco de todo esto, pero la clave yo creo que es la dureza.

Nuestros pívots no son capaces de sacar de la zona a los pívots rivales. En el contacto, en el juego cuerpo a cuerpo, casi siempre salen perdiendo, son movidos con facilidad. Son altos, es cierto, pero son endebles. Les faltan kilos de peso y también de mala leche para ganar la posición y hacerse respetar. No es cuestión de ser violento. Es cuestión de aguantar las cargas, los choques, de hacerse fuerte en la pintura y no dejarse desplazar. Es cuestión de agarrar el balón con firmeza y no dejarlo escapar. Es cuestión de dureza.

Otro dato que me ha llamado la atención en estos tres partidos ha sido que los rivales de Leyma Básquet Coruña han conseguido unos grandes porcentajes de acierto de cara al aro. Casi un 59% en tiros de dos puntos y más de un 41% en triples. Vale que un día un equipo consiga esos porcentajes, puede ser cuestión de suerte, pero es que ya van tres… La defensa del Leyma Básquet Coruña está siendo, en líneas generales, floja. En nada se parece a la de la pasada campaña, cuando el equipo de Tito Díaz vendía muy cara cada canasta, obligado quizá por las circustancias, ya que la plantilla del pasado curso andaba más justa de talento ofensivo.

Lanzamientos triples liberados, penetraciones por el medio de la zona sin encontrar oposición, jugadas de dos más uno, canastas fáciles bajo la cesta, contraataques… El Leyma Básquet Coruña está encajando más de ochenta puntos de promedio, una cifra que no se puede permitir.

Finalmente, estos tres partidos me obligan a cuestionar la dureza mental del equipo naranja. En todos los encuentros el conjunto herculino compitió bien durante la primera mitad. Estuvo en partido e incluso en un par de ellos llegó al descanso por delante en el marcador. Empero, los de Tito Díaz han sido incapaces de ganar ningún parcial en los terceros y cuartos cuartos. Quizá los partidos se les estén haciendo demasiado largos, seguro que se echa en falta la figura de un jugador experto y líder en la cancha como es Jesús Castro para afrontar los momentos duros, puede que también falte fe en las posibilidades del equipo cuando éste se ve por debajo en el electrónico a falta de poco tiempo para el final. Admito tener un poco de temor ante la posibilidad de que estos acontecimientos que se están repitiendo en las primeras jornadas se vuelvan crónicos y afecten a la moral y la confianza del equipo.

Jornada 4. El Rival: Cafés Candelas Breogán 

Hablando de dureza, el próximo domingo se presenta en Riazor el único equipo invicto, el líder de la LEB Oro, el Cafés Candelas Breogán, un equipo que destaca por la fuerza de su bloque, por su orgullo y por su capacidad defensiva.

El pasado curso, el Breogán se quedó a las puertas del ascenso a la ACB, al caer en una épica eliminatoria frente al COB. Este año no quieren que la historia se repita y pretenden alcanzar la máxima categoría sin pasar por el purgatorio de los playoffs. Para ello, no pueden permitirse perder muchos encuentros, y el que disputarán en Riazor parece una victoria a su alcance, aunque ya el año pasado Tito Díaz, gran conocedor de la casa lucense, consiguió sorprenderles.

Pese a haber perdido a dos grandes pilares de su pasado más reciente, Álex Llorca y Gary McGhee, el equipo celeste ha sabido reforzarse de manera muy inteligente este verano, conformando un plantel muy compensado en el que el tiro exterior vuelve a ser su punto débil.

Para empezar, con el fichaje de Sergio Llorente, el Cafés Candelas Breogán ha conseguido reunir a la mejor pareja de bases que recuerdan en Lugo en muchos años. Dani López aporta liderazgo, anotación, experiencia. Si los bases del equipo naranja no pudieron maniatar a Pedro Rivero en la última jornada, Dani López, con muchos partidos también a sus espaldas, está acostumbrado a controlar el tempo de partido y anotar en los momentos más decisivos.

Sergio Llorente, por su parte, es un jugador todavía joven, rápido y polivalente, capaz de generar juego y también de anotar, un base en continua progresión que lleva el baloncesto en el ADN, pues es hijo del mítico José Luís Llorente, el que fuera base del Real Madrid y de la selección española, entre otros equipos.

Lisardo suele utilizar a los dos bases juntos en la pista bastantes minutos, lo que ofrece dinamismo y control del juego al equipo de la ciudad de la Muralla.

En las alas, Cafés Candelas perdió a Llorca pero consiguió retener al lituano Osvaldas Matulionis, llamado a ser el líder de un conjunto coral. El alero lituano llega lesionado al choque que los enfrentará contra Leyma Básquet Coruña. Una baja sensible, si bien es cierto que el Breogán no ha echado demasiado de menos su concurso en sus tres primeras victorias.

Otro jugador que repite es Álex López. El escolta canario tiene ante sí la oportunidad de dar un salto cualitativo en su rendimiento esta temporada. Parte como escolta titular merced a su constante brega y su intensidad, que lo convierten en uno de los favoritos de la afición lucense.

Para completar el juego exterior, Cafés Candelas Breogán ha añadido este verano a Nikola Rakocevic, un especialista en el lanzamiento exterior que no ha empezado muy atinado la temporada, como testifica su carta de tiro (0/10 en triples hasta la fecha), aunque nunca se sabe cuándo cogerá la racha, y a Juwan Howard Jr., hijo del famoso jugador de la NBA del mismo nombre. Un alero físico que todavía no se ha adaptado a la liga pero que poco a poco está despejando las dudas que los aficionados tenían con su fichaje.

En el juego interior, el Breogán cuenta con cuatro jugadores de diferentes características. Mamadou Samb es el único pívot del Breogán que jugaba en lugo el pasado curso. Con sus largos brazos, el jugador senegalés con dilatada experiencia en liga ACB asegura intimidación, aunque en los últimos tiempos está destacando como un gran lanzador desde la distancia (7/11 en triples). Llega a Riazor como máximo anotador del equipo celeste.

Entre los fichajes del Cafés Candelas Breogán destacó la llegada de Devin Wright, quizá el mejor defensor interior de la competición. A pesar de su nombre, Wright es un jugador nacido en Lugo, hijo de Jimmy Wright, que también defendió la camiseta celeste allá por los años ochenta. A pesar de su tardía llegada al equipo gallego (tiene 29 años de edad), su identificación con la ciudad, con la grada y con el escudo que defiende es absoluta.

Travis Nelson ha sido otra incoporación que ha levantado el optimismo de una afición ansiosa de celebrar los éxitos de su equipo. Jugador de una calidad ofensiva fuera de toda duda, está sorprendiendo con su labor intimidatoria en estos primeros partidos de liga, en los que promedia dos tapones por partido.

Completa la plantilla Federico Ucles, un pívot cuyo juego quizá no sea muy lucido pero que es muy trabajador y dispone de un talento natural para el rebote, lo que le ha llevado en pocos años desde la EBA hasta uno de los equipos punteros en la LEB Oro.

En suma, el Cafés Candelas Breogán es un equipo con muchos recursos, un bloque al que Lisardo Gómez ha sabido dotar de espíritu competitivo, solidaridad y ambición. Ni la baja por lesión de su jugador estrella, Matulionis, ni el desacostumbrado desacierto de un jugador de rachas como es Rakocevic, ni los problemas de faltas personales de Wright, ni la falta de adaptación de Howard, han conseguido desestabilizar a un equipo en el que todos reman en la misma dirección, el ascenso.