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sábado, 18 de mayo de 2024 18:27h.

Después de la primera jornada, claroscuros

No pudo ser. Leyma Básquet Coruña no pudo estrenar su casillero de victorias en la primera jornada de liga. No nos rasguemos las vestiduras, la derrota entraba dentro de lo esperado pues por Riazor pasó uno de los conjuntos más potentes de la categoría.
Creo que la sensación que causó el equipo coruñés deja lugar a la esperanza y al optimismo. Evidentemente, nunca gusta perder. Hubo aspectos susceptibles de mejora pero creo que, con Tito Díaz al mando de la nave herculina, el trabajo táctico y la motivación están asegurados, por lo que no debemos preocuparnos y debemos esperar que el equipo crezca a medida que avance la temporada.
Analicemos ahora los aspectos positivos y los aspectos negativos que nos dejó el partido del pasado viernes:

Los claros

En primer lugar, destacaría la vistosidad y la alegría del juego desplegado por los jugadores locales. Ya en el cuarto inicial el equipo mostró las que deben ser sus señas de identidad esta temporada: asunción de riesgos, transiciones veloces, juego combinativo, lanzamiento exterior… Un estilo de juego muy atractivo, un juego que engancha al espectador.
Me llamó mucho la atención la fluidez del juego de equipo y la solidaridad de los jugadores en la parcela ofensiva. El balón circuló con facilidad en muchos tramos del encuentro y la cifra de asistencias fue sobresaliente. En total, los locales repartieron veinticinco pases de canasta, destacando en esta faceta el base estadounidense Zach Monaghan, con siete asistencias, y Ángel Hernández, que repartió ocho.
Dentro de este juego asociativo, destacó la conexión entre Monaghan y el pívot Sergio Olmos, una asociación que promete darnos muchos puntos esta campaña en situaciones de bloqueo y continuación.
A pesar de los riesgos asumidos y la juventud del plantel, el Básquet Coruña supo minimizar el número de pérdidas de balón. Sólo doce pelotas perdieron a lo largo del choque los jugadores locales, un número inferior al de los expertos jugadores de Quesos Cerrrato Palencia.
Otro aspecto positivo fue el acierto en los lanzamientos triples, uno de los puntos flacos del equipo el pasado curso. Hasta veintitrés triples intentaron los chicos de Tito Díaz, alcanzando un porcentaje de acierto superior al 43% en esta suerte del juego. Con cuatro tiros convertidos desde más allá de la línea de 6,75 m., Ben Stelzer ya dejó muestras de su excelsa muñeca.
En general, los nuevos gustaron. Creus asumió el liderazgo en momentos difíciles y se aplicó en defensa, Monaghan jugó con desparpajo y dio rienda suelta a su creatividad, Stelzer afinó la puntería, Olmos marcó diferencias bajo los aros. Sólo Zyle, un tanto frío, y Orlov, con sus conocidas molestias físicas, rindieron por debajo de lo esperado.
A pesar de las notables ausencias de Larry Abia y de Jesús Castro que dejaron la rotación del equipo muy corta de efectivos, pese a que Orlov jugó también mermado, el Leyma Básquet Coruña dio la cara en todo momento y se mostró como un equipo competitivo durante los cuarenta minutos.

Los oscuros

Una vez más, el graderío del Palacio de los Deportes de Riazor presentó un aspecto frío y desangelado. Un equipo joven como es el naranja necesitará del calor del público para ofrecer lo mejor de sí en partidos y momentos clave. Los jugadores ya han demostrado lo que pueden dar en la pista, el club está haciendo movimientos para ser más visible en la ciudad, ahora sólo falta que la gente responda acudiendo al pabellón.
Durante el partido del pasado viernes pudimos observar muchos errores producto de la inexperiencia: Quesos Cerrato Palencia dominó el rebote en ambos aros con mayor autoridad de la que podríamos presuponer. De hecho, la estadística nos dice que los castellanos recogieron el doble de rebotes que el Básquet Coruña (35 rebotes cogieron ellos, 17 nosotros). Nuestros jugadores interiores estuvieron demasiado blandos y los exteriores no estuvieron concentrados para capturar los rechaces largos. 
Además, los visitantes acabaron en bandeja o lanzamiento cómodo y sin oposición muchos de sus ataques. Está claro que el conjunto herculino ha de trabajar duro para mejorar su defensa.
Otro aspecto a mejorar relacionado con falta de experiencia de los jugadores del Básquet Coruña es el de las faltas personales. Olmos y Monaghan se pusieron con rápidos problemas de faltas, condicionando la rotación del equipo y la intensidad de la defensa.
En definitiva, a pesar de que no pudimos celebrar el primer triunfo de la temporada, los que presenciamos en directo el debut del Leyma Básquet Coruña en Riazor salimos del recinto deportivo contentos con la impronta del equipo y, sobre todo, con el margen de mejora que se le intuye a una plantilla joven y de calidad.

Y el próximo viernes, jugamos en Melilla

El primer desplazamiento de la temporada llevará a Leyma Básquet Coruña al destino más lejano de los que visitará en esta liga, la ciudad autónoma de Melilla. Más de mil kilómetros en línea recta. Un largo viaje.
Club Melilla Baloncesto no es un rival cualquiera. Cansados de no alcanzar objetivos, tras unas temporadas grises en las que terminaron su participación en la liga antes de lo previsto y en las que han ido perdiendo el favor de su público, en el equipo norteafricano han tirado la casa por la ventana. Se han gastado el dinero para fichar a los mejores jugadores que estaban a su alcance y para construir un proyecto que, a corto plazo, debería de estar luchando por el ascenso.
En sus filas, seis jugadores con más o menos dilatada experiencia ACB. Hernández-Sonseca, Josep Franch, Héctor Manzano, Marcos Suka Umu, Asier Zengotitabengoa y Pablo Almazán se combinan para acumular más de setecientos partidos y sumar más de diez mil minutos disputados en la máxima categoría del baloncesto español. Casi nada.
La dirección de juego del equipo entrenado por Alejandro Alcoba está en manos de Josep Franch. El que fue base titular de la selección española campeona de Europa sub20, aquella selección liderada por Mirotic en 2.011, aterriza en la LEB Oro con la misión de recuperar el crédito perdido, ese prestigio que desperdició después de pasar por varios equipos de la Liga Endesa -equipos que confiaron abiertamente en su talento- sin refrendar la calidad que se le supone y sin asentarse en la élite. La experiencia que acumula en ACB, su potente físico para la posición de base y la energía que despliega en la cancha deberían ser armas más que suficientes para ser uno de los mejores bases de la categoría.
Acompaña al jugador formado en la cantera del Joventut de Badalona un chico de la casa, Pelayo Larraona, que tiene reservado el papel de dar descanso a su base titular sin que el equipo lo note demasiado, esforzándose sobre todo en la parcela defensiva.
En las alas, Melilla tiene mucho potencial. Marcos Suka Umu, jugador que fue decisivo para el ascenso (en diferido) del Club Ourense Baloncesto, es el verdadero generador de juego del conjunto melillense. El escolta madrileño es un jugador total, capaz de hacerlo todo en la cancha de juego: defender fuerte, anotar desde lejos, atacar el aro, repartir asistencias… Asier Zengotitabengoa es el tirador del equipo, un anotador de dos metros de estatura que ayuda en el rebote. Completan el juego exterior los hermanos Almazán. Eloy Almazán, el veterano del equipo, aporta solidez e intangibles, suma en aspectos del juego que no refleja la estadística. Pablo Almazán, por su parte, disputa su primera temporada en Melilla después de haber destacado como quizá el mejor alero alto de la categoría el pasado curso en Navarra, donde a su conocida capacidad defensiva añadió una soltura y facilidad para sumar en ataque que nunca antes le habíamos visto.
Si hablamos del juego interior del Club Melilla Baloncesto tenemos la obligación de hablar de Eduardo Hernández-Sonseca. Sonseca es, con permiso de Ricardo Guillén, el mejor pívot de la LEB Oro, un jugador que en esta liga marca diferencias, como demostró en el pasado. Casi un siete pies que puede jugar de cara y de espaldas al aro, capaz de anotar al poste bajo o desde la distancia, gran reboteador, experto... un jugador con un curriculum extenso y muy completo, un jugador que llegó a debutar con la selección absoluta, un jugador con un arsenal de recursos temible, un jugador que, sólo con su presencia, condiciona partidos.
Acompañan a Sonseca en la pintura Héctor Manzano, que ocupa la posición de cuatro moderno, y que se postula como una amenaza continua desde el triple, Brandon Edwards, ala pívot fuerte, muy bueno en el rebote ofensivo y capaz también de anotar desde fuera, y Edu Gatell, un gladiador de la zona que con el paso del tiempo ha ido añadiendo recursos a su repertorio.
Supongo que muchos de los nombres mencionados os habrán sonado. Lógico. En el Pabellón de los Deportes Javier Imbroda Ortiz, el Leyma Básquet Coruña se encontrará con, al menos, cinco caras conocidas, las de sus ex jugadores Edu Gatell, Eduardo Hernández-Sonseca, Marcos Suka Umu, Asier Zengotitabengoa y Pablo Almazán. Curiosamente, todos ellos pasaron por la disciplina del club coruñés en la temporada 2.012/13, Gatell en el equipo EBA, los demás en LEB Oro. Esperemos que guarden un emotivo recuerdo de este reencuentro pero que la victoria se venga a Coruña en el autobús de la expedición naranja.