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viernes, 03 de mayo de 2024 00:00h.

El derecho al silencio

El derecho al silencio no es la ausencia de palabras sino de ruido. Lo sabemos bien nosotros, que otro día 24, precisamente el nuestro, comprobamos que las curvas de la vida pueden encerrar quiebros inesperados de cuyo ángulo no se regresa. Entonces se desató la fiebre de las reacciones y las coberturas mediáticas, algunas de las cuales aludían a un realismo inapelable para contar las tragedias. Nosotros, quienes tenemos un rincón con altavoz para decir ciertas cosas, y aquellos que les cuentan lo que sucede cada día, a menudo cometemos errores, encendidos por el calor de los hechos, y les debemos nuestro perdón. Si quieren que les diga la verdad, temo que muchos de los cometidos entonces regresen ahora.
Temo a la espectacularidad de nuevo al mando, temo al interés por mantener el pulso dramático más que por contestar preguntas con rigor y temo, sobre todo, que ustedes lo demanden. Yo, que les confieso que no soy quién, que apenas sé nada y me abruma pensar en todo lo que aún no sé y lo que nunca podré llegar a aprender, no puedo evitar removerme por dentro al observar las prácticas de algunos que, a buen seguro, son más sabios que yo. Solo espero que todos recordemos que el respeto exige contención y el periodismo ética, que a menudo hay más intensidad en la palabra que en la fotografía y en la omisión que en el nombramiento de lo evidente o lo innecesario. Que el derecho al silencio pertenece a quienes sufren, el de no ser perseguidos, el de no protagonizar imágenes que acrediten el dramatismo, el de no tener que compartir su duelo... sin que eso signifique renunciar a contar historias. Y aunque no haya que regatearle la verdad a los hechos y aunque la crudeza forme parte de lo cierto y lo cierto no se pueda ni deba negar u ocultar; conviene medir las preguntas que nos hacemos y el modo en que decidimos contestarlas.
Es un equilibrio complicado. No es una respuesta sencilla ni una frontera evidente pero tampoco podemos hacer como si no existiera. Por fortuna, hay excelentes profesionales para los que tampoco es fácil pero que saben preguntarse ¿y qué es sencillo en este mundo? E intentan contestarlo.
Sencillo es encontrar un buen empleo por ser hermano de tal o hijo de cual. Eso es lo que, desde esta semana, la Unión Europea investiga en el Tribunal de Cuentas español: nepotismo, enchufes. El mismo órgano de cuestionada independencia que pasó por alto lo que ahora ha acreditado el juezRuz: la caja b del PP. El vicepresidente del Parlamento gallego retiró esta semana la expresión “diñeiro negro” del acta de la sesión plenaria después de que un diputado de AGE acusara a su partido de financiarse de ese modo. Y la retiró escandalizado, como muchos de los suyos. Pero la pose del escándalo es insuficiente, lo que debiera ser un terremoto de exigencias se queda en nada. Nadie se atreve a decirles a los jefes que se vayan por haber estado allí sin hacer o enterarse de nada,en el mejor de los casos,y ellos no se van. Solo un silencio al que no hay derecho. Un cinismo hiriente.
Que tengan buen fin de semana.