Los trabajadores de Industrias Caamaño denuncian que la empresa ha despedido a todos los empleados que secundaron las huelgas de junio y julio. Siguen sin cobrar sus salarios o las indemnizaciones por despido.
La deuda asciende a un mínimo de cuatro meses de salario, a las dos pagas extraordinarias de 2012 y en los atrasos correspondientes a los tres últimos años. Los trabajadores aseguran que la patronal ha reconocido la improcedencia de los despidos, diciendo que tiene "o caixón cheo" y ha invitado a los trabajadores a recurrir a la vía judicial para cobrar su dinero.
Temen que la verdadera intención del gerente sea el cierre definitivo de Industrias Caamaño y así deshacerse de las deudas contraídas con el personal y los proveedores.