Trabajadores del centro de educación especial Santiago Apóstol protagonizan un encierro simbólico de diez de la mañana a seis de la tarde en las propias instalaciones. La Consellería de Traballo e Benestar ha presentado, paralelamente, a los sindicatos la nueva relación de puestos de trabajo, tras la disgregación del centro en educativo y asistencial. Algunos de los empleados serán trasladados a otras instalaciones.



La Xunta señala que garantiza el mantenimiento de los puestos de trabajo. En septiembre comenzarán a funcionar la residencia y el centro de día para 120 personas con discapacidad con gestión, promete, pública. Los trabajadores aseguran, por su parte, que la Consellería pretende reservar el centro sólo para las que tienen un grado más alto de discapacidad, más del 75%. Catorce de los 44 residentes, advierten, no cumplirían este requisito y no podrían ser atendidos en el Santiago Apóstol. Luz Marcos, una de las trabajadoras que se han encerrado.

 

El BNG denuncia que la Xunta quiere hacer del Santiago Apóstol un centro sin actividades asistenciales ni formativas y convertirlo, dice, en un "almacén de personas con gran discapacidad". Su portavoz, Carlos Aymerich, sostiene que detrás de esta opción se esconde el objetivo de recortar plantilla.